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Telefónica ha anunciado que quiere recortar el 20% de su plantilla en España en tres años, lo que supone la desaparición de unos 6.000 puestos de trabajo. Nada nuevo en estos tres años de crisis, aunque la simple cifra da miedo. Lo novedoso, que tampoco lo es tanto, es que Telefónica presentó unos beneficios récord en 2010, la escalofriante cantidad de 10.167 millones de euros según los datos que aporta el sindicato. Incluso desde el Gobierno han reaccionado de inmediato con las declaraciones del ministro de Trabajo que viene a decir que igual no es el momento de una cosa así.
Telefónica no está en crisis. Está en expansión. Y muchas, muchísimas de las empresas que han aprovechado la coyuntura económica para despedir a cientos de trabajadores tampoco lo estaban. Pero entramos en una espiral de resignación por la que dejar en la calle a un trabajador ahora es más entendible socialmente porque está cayendo la que está cayendo. En Telefónica probablemente se resienta la capacidad laboral, porque me niego a creer que una empresa pueda prescindir de 6.000 trabajadores y continuar dando el mismo servicio. El cliente de Telefónica lo sufrirá y su factura no va a bajar, sino todo lo contrario, puesto que han presentado una actualización de tarifas. ¿Y los 10.167 millones? ¿Para pagar indemnizaciones por despido? Me parece de una irresponsabilidad social indignante que una empresa de ese tamaño, que una gigantesca mole de la economía española proceda de este modo sin una justificación entendible para su viabilidad. Y lo peor es que solo es un mero ejemplo de lo que nos rodea.
1 comentario:
Cabrones!
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